La aplicación de ley de la Memoria Histórica sirvió ayer para despejar un entorno monumental medieval de Palma, la Catedral y el Palacio de la Almudaina, uno de los escenarios turísticos más fotografiados y concurridos de Mallorca. La alcaldesa de Palma, Aina Calvo, del PSOE, ordenó, sin avisar, la eliminación de la cruz de los caídos inaugurada en plena Guerra Civil, el 19 de julio de 1938, un elemento simbólico sin ningún valor patrimonial, según los dictámenes técnicos. El PP se negó desde 2001 a retirar la cruz de madera, alrededor de la cual se efectuaban celebraciones franquistas y después concentraciones de minorías fascistas. La anterior alcaldesa, Catalina Cirer, mientras se sucedían las peticiones de retirada de ese símbolo, consolidó el enclave alzado para remorar "a los caídos por Dios y por la Patria", colocó una cruz nueva, de madera, con una base y protección metálicas.
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