Cuando entró en La Moncloa el 6 de octubre, en una improvisada reunión con banqueros para preparar un plan de emergencia contra la crisis financiera, Miguel Blesa tenía muy claro que en ese palacio se decidió su pasado -fue su amigo José María Aznar quien le colocó al frente de Caja Madrid en 1996- y allí se decidía su futuro. Al acabar la reunión, ya en las despedidas, se acercó a José Luis Rodríguez Zapatero. "Presidente, tenemos que hablar de la caja". "Ese asunto lo lleva Pepe Blanco, habla con él", fue la única respuesta del líder del PSOE, según fuentes de las negociaciones.
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